miércoles, 22 de febrero de 2017

CONFESIONES DE UNA MAMI MIEDICA

Voy a confesar un secreto. Soy una mamá miedica. Mucho. Rozando la paranoia. 
Soy miedica silenciosa, porque normalmente  no lo cuento. Pero mis comeduras de olla por mis hijas ahí están, machacándome la cabeza, día si día también.

Tengo miedo de que les pueda pasar algo malo. Es obvio. Y es algo natural en todas las mamás, creo yo.
Pero a veces pienso que lo mío roza la histeria.

Cuando las llevo al pediatra para cualquier revisión rutinaria voy super nerviosa. Y mientras las miran, las miden y pesan, me preguntan sobre la introducción de nuevos alimentos... yo sólo pienso en si van a encontrar algo raro....
Es enfermizo, lo sé. Soy consciente de ello. Pero no puedo evitarlo.

En una revisión de estas, a mi hija mayor le vieron los pies un poco planos. Así que la pediatra me dijo que íbamos a intentar corregirlo con el calzado, porque era muy poca cosa. Tenía que comprarle unas sandalias para el verano que tuvieran un poco de puente en la suela. Eso era en abril. Aún quedaba tiempo para el verano.
Yo esa noche no pegué ojo, comiéndome la cabeza con el tema. Que ya ves tu que chorrada.. tener los pies un pelín planos... pues allí estaba yo dando vueltas a la cabeza y sin poder dormir. 
Al día siguiente me fui a una zapatería y le compré unas sandalias con puente que me costaron una pasta. Pero en ese momento me sentí super satisfecha de mi misma.
He de decir que el pequeño problema de los pies de mi hija se solucionó.

En otra ocasión dudaron en una revisión de la vista y me la mandaron al oculista. Más insomnio, más nervios... y después nada, todo está bien.

Cuando nació mi pequeñina yo me pinchaba insulina por la diabetes gestacional. Había que ver que a la niña le subían los niveles de azúcar por si sola. Como estaba un poco baja, nos dejaron ingresadas a las dos una noche más. En esos momentos lloré como una magdalena... tenia un miedo tremendo a que a mi niña pudiera pasarle algo malo.
Obviamente el azúcar se le regularizó y nos fuimos para casa y tan bien todo.

Pero es que cada vez que la llevo al pediatra, por lo que sea me pasa lo mismo. El corazón me va a mil por hora. Y tengo autentico pánico a que me diga que hay algo raro...

Claro, después oigo las noticias con los casos de niños con cancer, que me parten el corazón. De enfermedades raras, de muertes infantiles. Y tiemblo sólo de pensar que a una de mis hijas pueda pasarles algo malo.

Se que son miedos que tenemos todas las madres. Pero yo me pregunto si mi histeria es normal. Es un sin vivir. Debo relajarme más. Mis hijas están sanas y fuertes. Me quedaré con eso.

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